Los transformadores son un gran negocio para los ladrones

2022-09-10 11:24:32 By : Mr. gongda fan

Los robos de grandes transformadores, sobre todo en empresas que están o cerradas o con escasa actividad, han aumentado de manera notable en los últimos meses.

El motivo es que son piezas por las que los ladrones obtienen un elevado y rápido beneficio al poder realizar su venta al momento y casi sin ningún tipo de riesgo.

En la zona centro se produjeron dos actos delictivos relacionados con este tipo de aparatos. El primero fue el domingo 26 de enero en la factoría de Cementos Cosmos de Oural y el segundo en una empresa cerrada en Portomarín. En ambos casos intentaron robar aparatos que superaban las tres toneladas de peso. En Oural lograron subirlo entero a un camión y pocos metros después lo perdieron en una pista de Chorente. En el caso de Portomarín, los autores del robo desmontaron el artefacto para llevarse únicamente el cobre.

Un transformador similar a los dos anteriormente mencionados contiene en su interior algo más de 400 kilogramos de cobre. El precio medio que se paga por este metal es de unos seis euros el kilo, aunque presuntamente a los que venden grandes cantidades de dudosa procedencia les abonan entre tres y cuatro euro por kilogramo. Aún así la cantidad que perciben es elevada, ya que por cada operación pueden obtener entre mil doscientos y mil seiscientos euros.

Los autores de este tipo de robos suelen ser bandas organizadas y lo habitual es que realicen los robos por la noche, aunque hubo casos que se produjeron a plena luz del día. Los ladrones se amparan en que un grupo de presuntos trabajadores que está cargando con una grúa una gran pieza en un camión no levanta sospechas. la proliferación de este tipo de delitos ha generado una mayor desconfianza en los agentes del orden, que ahora solicitan con mayor asiduidad la documentación a los operarios que hacen este tipo de trabajo o a los transportistas que llevan cargas sospechosas.

El gran problema para los empresarios que sufren estos robos es que se ven obligados a afrontar un elevado gasto para adquirir un nuevo transformados, alrededor de 17.000 euros. Esa situación, dentro de lo malo, sería el escenario menos malo, ya que lo habitual es que destrocen todas la instalación de la fábrica para arrancar el aparato y reponerla de nuevo puede ascender a cerca de 60.000 euros.

«Lo normal es que las piezas no valgan ya para nada al dejarlas destrozadas y sale más rentable volver a montar todo que arreglarlo. Son muchas horas de trabajo de personal especializado y por lo tanto sale muy caro», manifestó el empresario que sufrió el robo en Portomarín, quien añadió que «al elegir casi siempre empresas que están en mala situación lo que consiguen es que sus dueños las terminen cerrando al llevar varios palos de este tipo».

Este industrial no achaca el problema a las fuerzas de seguridad, cuya actuación defiende, sino que centra sus críticas en la legislación. «El problema es que no existen unas leyes claras y contundentes que permitan a las fuerzas del orden perseguir estos delitos con una relativa seguridad de que podrán obtener buenos resultados. No tienen una herramienta legal adecuada para cumplir con su papel».

Al margen de la sustracción de este tipo de grandes aparatos, lo habitual es que los autores de los robos realicen grandes destrozos en las oficinas para sustraer tuberías de cobre, sobre todo las que se utilizan para las canalizaciones de la calefacción. «El daño es muy grande y también nos obliga a realizar grandes desembolsos para repararlo. Insisto en que la consecuencia es que muchas empresas acaben cerrando».

oleada de robos de cobre en empresas

La venta del material en cualquier chatarrería es sencilla, ya que únicamente piden nombre y apellidos. «El vendedor no tiene que demostrar ni la procedencia del cobre que está vendiendo ni atestiguar que es de su propiedad y tampoco le requieren ningún documento que acredite su identidad. Así es imposible seguirles el rastro», asegura el empresario. Esta persona considera que la única manera de actuar con cierta eficacia sería exigiendo la trazabilidad del producto. «En una sociedad en la que para prácticamente todo se exige la trazabilidad, en este caso no la tienen en cuenta para nada. Estoy convencido que sería una excelente manera de poner freno a este tipo de tropelías», manifestó.

El cobre que extraen de un generador grande puede reportarles 1.600 euros

TEXTO: ALEJANDRA CEBALLOS LÓPEZ / S. F.

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